Una manera de romper el hielo (rompre la glace) entre docente y alumno así como entre los mismos estudiantes puede ser, durante la primera sesión, el planteamiento de ciertas preguntas sobre gustos, opiniones, preferencias, ideas, etc. Para ello y en función del nivel, he recurrido al famoso Cuestionario Proust. Fue el francés Marcel Proust quien puso de moda esta serie de treinta preguntas que circulaba por los círculos de su entorno en la segunda mitad del siglo XIX. Para ver el cuestionario, podemos referirnos a la versión de Antoinette Faure, hija del presidente de la República de Francia Félix Faure, y a la del propio Proust (parece ser que éste tomó las preguntas del álbum de confesiones de Antoinette). Clíquese aquí. Para ver un ejemplo actual en inglés, aquí.
En la imagen vemos una página del manuscrito original
En la imagen vemos una página del manuscrito original
El nivel del grupo, por el tipo de preguntas, exige al menos un B1, pero sin duda pueden ser modificadas al gusto y conveniencia.
Aquí dejo, por ahora, un modelo que usaré en mis clases de LANSAD 3, es decir, alumnos de diferentes carreras y estudios que han elegido, de modo opcional, el español. Por lo general, su nivel supera el B1.
Se acepta todo comentario, crítica, mejora y apreciación con ansia y agradecimiento.
Cuestionario Proust Rennes 2Al mismo tiempo, una versión, la primera que conocí de este cuestionario, con respuestas al cuestionario según Jesús y María con las citas bíblicas.
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