Los profesores somos esos seres solitarios, individuos que tratan- necesariamente- mucho más con sus alumnos que con el resto de colegas o compañeros de profesión, departamento. Somos esas personitas que tienen, a priori, una gran cantidad de conocimientos adquiridos durante años imposibles de demostrar o llevar a cabo en las clases. Somos también los profesores una especie única, llena de complejos que queremos esconder o salvaguardar como sea delante de todos, especialmente mostrando cierta autoridad ante los estudiantes. En los siguientes párrafos hablaré de algunos temas sensibles entre profesores, bien por experiencia propia, bien por ser un lugar común entre docentes. Puede que usted no esté de acuerdo, y eso es bueno. Solo trato de analizar nuestro medio para poder mejorarlo.
Error. Esta palabra latina, ya estridente a nuestros oídos (¡Oh, qué horror!), rechina todos los días en la vida diaria del profesor. Especialmente cuando uno acaba de comenzar, durante sus prácticas con poco más de veinte años, ante un grupo de estudiantes de 14-15 años o bien muy diverso, con múltiples nacionalidades y edades. ¿Se convierte uno en profesor, maestro o docente desde la primera clase que imparte? ¿Se nace o se hace? ¿Son los profesores conscientes de sus errores? ¿Nos molesta que un estudiante nos corrija? Podríamos seguir así con preguntas de este estilo durante un buen rato. Pero solo comentaré algunos casos, propios y ajenos.
Recuerdo en la universidad y en un instituto esas prácticas de máster ELE y del CAP, respectivamente, allá por 2008. Hasta la fecha la experiencia frente a un grupo de estudiantes pasaba, en mi caso, por las clases particulares, algunos trabajos de clase presentados en asignaturas de la carrera y poco más. ¡Cuán difícil y terrible es hablar en público aunque sea de un tema del que uno puede llegar a decir algo con cierta seguridad! ¡Cuánto tiempo e incluso horas puede uno pasar delante del espejo ensayando! Grabadora, frases de colores, ensayos con amigos... No soy especialmente una persona dotada del arte de hablar en público, pero- ¡cómo no!- realmente se aprende del error. Un ejercicio muy bueno tras cada clase es analizarse durante cinco minutos sobre todo lo que hemos dicho, lo que no hemos dicho u olvidado, el modo en que lo hemos hecho y, por supuesto, consultando todo aquello que nos ha planteado duda personal o por parte del estudiante. Así podremos mejorar día a día a lo largo de toda una carrera docente. Hablemos, pues, de algunos tipos de errores o situaciones previas y posteriores al error.
El error de equivocarse transmitiendo la información: el conocimiento se da con imprecisión, inseguridad, titubeos, metiéndonos muchas veces en camisas de once varas; por ejemplo, explicando las diferencias entre SER y ESTAR a según qué nivel de lengua, podemos meter la pata fácilmente al intentar ir más allá con la casuística consiguiendo confundir a nuestros estudiantes mucho más. Recuerdo cómo una profesora en la universidad nos advertía de esto y de la enseñanza a los niños que aprenden la historia de España. A veces hay que explicar de un modo simple aunque no sea del todo la verdad. En un momento te das cuenta de que todo lo que aprendiste solo sirve para dudar de todo y de todos los libros. Colón descubrió América, la redescubrió, la conquistó, realmente no quería llegar allá o bien lo tenía todo planeado... En fin, espero se entienda bien el planteamiento del error como docentes en clase. Quizás la ciencia no es más que el replanteamiento continuo de todo lo que vamos descubriendo y los resultados que encontramos en la investigación.
Equivocarse con la gramática: quien más, quien menos, todos hemos dado alguna vez alguna patada al diccionario, a la ortografía, a la gramática... Delante de estudiantes, delante de colegas. Especialmente en cuanto al léxico. ¿Quién no ha tenido algún alumno que ha pasado meses en un país de Latinoamérica y al hablar en clase nos ha ilustrado a todos con algún término o construcción incomprensible en el español de España? ¿O bien- siguiendo el ser y estar- ha usado una estructura diferente? Por ejemplo, alguna vez un estudiante se refería a otra persona que era casada y otra que era soltera (invito a leer esta breve explicación de la Fundéu, que hace reflexionar sobre el español culto y el popular o vulgar). O en otra ocasión un alumno hablaba de sí mismo diciendo ´soy nacido en Rennes (Francia)´. Habrá que ver si es un calco del francés, si bien es un uso vulgar, no culto, o bien ya está incorporado a la lengua culta en algunos países hispanohablantes. En todo caso, no habría que descartar nada como no correcto. Es probable que los profesores españoles que escuchen esto por primera vez se sorprendan y piensen que esto está mal dicho, e incluso lo corrijan delante de todos los alumnos sancionando el verbo ser por el estar, en este caso. ¡Pero qué craso error el de creer que nuestro español es el único! Si apenas somos más de 47 millones de hispanohablantes en España, cuando en el resto del planeta hay más de 400 que hablan un español igual de correcto y válido que el nuestro. Lejos quedan ya los debates de cuál es el mejor español... Lo importante es que la lengua española es tan rica, diversa y comprensible entre todos los que la usamos que no hace falta etiquetar ninguna variedad como la mejor. ¿Tendemos los profesores a hipercorregir a nuestros estudiantes? En muchas ocasiones es por mera ignorancia. Ignorancia que se debe evitar abriendo nuestro campo de visión hacia América. Lo dice un profe madrileño, español, que se atrevió a conocer el español de América y la vida se lo trajo también sin pedirlo. Para equivocarnos menos, conozcamos más nuestro español. Para cuando nos asalten las dudas, recomiendo acudir a la cuenta en Twitter de la @Fundeu, en la que encontraremos cientos de dudas planteadas con sus respuestas. Este servicio nos permite consultar la nuestra o plantearla si no la encontramos. La Real Academia tiene un servicio de dudas y preguntas más frecuentes así como un manual con las 500 dudas más frecuentes del español. Por cierto, ahora ya no hablamos o no debemos de hablar de la Real Academia dice que sino de las Reales Academias dicen... Y hay, nada más y nada menos, que 22 Reales Academias de la lengua española. Así como el DRAE pasa a ser el DILE. Así que dile a todos tus colegas profes que esto es así actualmente.
Recuerdo cómo una colega, cuya formación específica no es el ELE, sino otra formación humanística, dijo, durante una reunión previa a la preparación de un examen conjunto o ya en la evaluación del mismo, algo así como es posible que haiga... Pues bien, creo que el resto de compañeros se dieron cuenta de que no había conjugado bien el verbo haber en presente de subjuntivo. Nadie, evidentemente, le dijo nada en ese momento. Desconozco si alguien con la confianza y el tacto requeridos se lo remarcaría. Mi madre toda la vida ha dicho y sigue diciendo cocretas y canalones. Pero es mi madre, ella no es profesora y forma parte de registro, de ella misma. Todos los docentes deben exigirse el máximo, conscientes de las limitaciones vitales que tenemos (tiempo, dinero, recursos disponibles, etc), pues somos un ejemplo para numerosos grupos de seres humanos que nos observan desde su realidad lingüística.
En otra ocasión, andaba trabajando en la sala multimedia en la que está la impresora-fotocopiadora. De repente, salieron las copias pero no eran las mías. Al ver que se trataba de algo en español, simplemente le eché un ojo rápido (mera curiosidad como profesor en absoluto malintencionada). De repente la segunda o tercera cosa que leí en esa actividad en que se trabajaba el imperativo fue uno en grande, en negrita y en mayúsculas que decía: VAYAMOSNOS. No recuerdo si era esta la palabra exacta pero sí contiene lo que vi: por un lado esa -s- innecesaria y cacofónica en un imperativo de verbo reflexivo y, por otra parte, la ausencia de la tilde obligatoria en las palabras en mayúscula, de modo que lo correcto no es *VAYAMOSNOS, sino VAYÁMONOS. Recomiendo como juego mnemotécnico asociarlo a la frase ¡vaya monos! para evitar esa -s- incómoda. Esto puede parece un error grave entre profesores, y lo es, pero es posible encontrarlo, es posible cometerlo y es posible corregirlo o que nos lo corrijan. ¿Qué hacer en estos casos si vemos que un colega comete un error así? ¿Decirlo, no decirlo? En este caso, no me pude resistir y escribí en la primera de las múltiples copias de esta actividad la palabra correcta. Será deformación profesional, pero intenté hacerlo con tacto. A los pocos minutos llegó la compañera y se lo comenté. Evidentemente no le hizo ninguna gracia que yo escribiera en su hoja habida cuenta de su error. Pero, seamos honestos, a la larga esto se agradece porque los errores de hoy serán nuestras fortalezas mañana. Pero para aprender hay que aceptar los errores, y quizás para ello sea necesaria la humildad y el agradecimiento. De esto hablaré otro día.
Otro caso que incluso me sorprendió en un primer momento fue el de la construcción de la expresión ´hacer parte de algo´. En francés se usa la misma expresión, literal, pues es el galicismo calcado, ´faire partie de quelque chose´. Fue en un correo electrónico entre colegas donde pudimos leerlo. Después lo comentamos como si fuera un error en español. Es cierto que en el español de España se dice ´formar parte de algo´. Pero es tan cierto como que en Latinoamérica se dice y se usa ´hacer parte de algo´. ¿Las dos construcciones son correctas? ¿Debemos corregir a nuestros estudiantes francófonos que usan esta expresión traduciéndola literalmente del francés? En un principio, así lo hacía, sancionando este calco del francés. Para ello, véanse estos artículos de la Fundéu (1 y 2). Y conste que sigo recomendando la expresión española ´formar parte de´ por tradición, ejemplos textuales e incluso pureza. Entonces, ¿debemos considerarlo como un error en un examen? Aunque es claramente un calco del francés, tengo mis dudas de qué modo corregirlo: simplemente considerándolo un error o bien teniendo en cuenta su uso aunque carezca de la pureza de la lengua castellana. Muestro a continuación la estadística que ofrece la base de datos de la RAE, el CORDE (desde los orígenes hasta 1975) y el CREA (desde 1975 a la actualidad).
Estas concordancias se muestran bajo una búsqueda precisa en estos dos bancos de datos, en las que se consideran las mayúsculas, tildes, singular y plural, conjugación, etc. Por lo que el verbo en plural y su primera letra en mayúscula nos ofrecerán más resultados.
Resultado en CORDE de la expresión ´hace parte de´ y ´forma parte de´.
Y ahora las mismas expresiones en el CREA.
Las concordancias del banco de datos más extenso del español evidencian el uso de cada expresión. No podemos pasar por alto el uso de los calcos entre los hispanohablantes, la importancia del francés y el inglés en nosotros, profesores, y, especialmente, el modo de corregirlos. Reflexionemos, pues, sobre el buen uso de la lengua española, su mejor enseñanza y la actitud que debe de adoptar todo docente ante error propio y el ajeno (del que es más fácil hablar entre colegas aunque no tanto el corregir). Como dicen los taurinos, los toros se ven mejor desde la barrera. Y no dudes ahora mismo, desde tu barrera, hacer un comentario a esta entrada aportando tu granito y hablando de tu experiencia.
Continuaremos en otra ocasión hablando de otros temas tabú como los siguientes. Se aceptan propuestas y colaboraciones.
- el salario.
- trabajo en equipo.
- la gramática.
- la humildad.
- las ofertas de trabajo.
- el intrusismo laboral.
- compartir actividades.
- la (hiper)formación.
- el negocio del ELE.
- ¿Es miserable nuestro oficio?
Fernando PLANS, profesor lector de E/LE en Francia (2011-2015).
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Creo que no suele tenerse en cuenta la gran influencia del catalán en el castellano. En muchos casos “hacer parte” podría ser calco del catalán y no del francés, por lo que no sería un barbarismo sino una forma habitual de una de las hablas peninsulares del castellano, tan dignas como las americanas.
ResponderEliminarEs cierto. El catalán juega su papel en el castellano, sin duda. Ahí habrá que ver caso a caso. Gracias y saludos.
EliminarUna vez un estudiante me hizo una pregunta a la que no le supe contestar. Le dije: "no sé la respuesta, te la diré mañana". Y él me dijo "¿es que no sabes todo?". Y le dije"no, si no, no estaría aquí"
ResponderEliminarEso es verdad. Piensan que lo sabemos todo y que debemos saberlo. Hablaré de eso cuando escriba sobre la humildad de los profesores. Un saludo.
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